Uno de los grandes caminos para explorar es el camino del Cuerpo. Bello e interminable, pasando por su anatomía, circuitos y funciones, es todo un mecanismo lleno de conexiones especiales. Por ejemplo, parte de la planta del pie esta relacionada con el estómago y el estómago, a veces, con los nervios. Entonces, puede ser que moviendo los pies estemos más tranquilos y que el estómago sonría cuando le hagamos cosquillas a los pies.
Sí, hay un sinfín de conexiones. Pero también tenemos sus historias: historias de lunares y cicatrices, del día que nos cortamos el pelo o ¡la primera vez que batimos un huevo!
Actos cotidianos que generamos a través del cuerpo y ocurren con cada paso que damos, con cada brazo que estiramos, con lo que tomamos o lo que dejamos.
En ese trayecto, nos damos cuenta que la creación va implícita en su transcurso, que es imposible no producir encuentros con la imaginación y desenvolvernos en las nociones espaciales y de relación con los objetos de una forma no tradicional.
Lo que nos conduce muchas veces a sentarnos debajo de una mesa amarilla, levantar un brazo y decir: ¡Qué paraguas tan grande tengo! O que Sati Federico (un alumno del taller de danza), mirando el sol a través de la ventana del aula, diga: “El sol me huele a pollo”. Y de repente, todos sus compañeros, bailando, empiezan a lanzar frases respecto a qué les huele el sol. Entre todos hicimos un poema danzado, gordo y redondo*.
Lo que surgió de lo COTIDIANO que fue ver el sol desde la ventana, pasó a lo POÉTICO que fue asociarlo con olores, formas y recuerdos, que pasaron a ser registrados en una composición espacial y literaria, creada por un colectivo infantil.
*¿A QUÉ HUELE EL SOL?
El sol me huele a pollo
Y a mi me huele a huevo,
El sol huele a naranja
también a paseos.
El sol vive en el cielo
Uy! qué calor tengo.
A mi el sol no me huele a nada,
El sol huele a mi mamá.
Divino, en especial cuando la creación viene de la inocencia. Muchos exitos con tu proyecto.
ResponderEliminar